sábado, 12 de noviembre de 2011

Fideos chinos con carne al curry

Ingredientes:

Fideos chinos
Carne de ternera
Cebolla
Zanahoria
1 taza de caldo (falta en la foto)
Aceite de oliva
Curry



Como diría un músico de jazz: "No tengas miedo a improvisar"

Si partimos de esta base podemos diseñar otras variantes. La carne puede ser también de pollo o de cerdo; en vez de cebolla podemos usar puerros; si no tenemos fideos chinos le ponemos italianos, o arroz blanco al dente. El curry no podrá faltar pero yo prefiero el Madrás que es mas picante y hay otros que lo prefieren mas suave. Según combinemos estas posibilidades, se nos han disparado a 36 las variantes.



 Primero se frie la carne hasta dorarla. En este caso he cortado trozos grandes pero tratandose de carne de ternera o de cerdo es preferible en tiritas mas finas. Una vez dorada se retira y se utiliza la misma sartén o wok.






Freimos la cebolla junto con la zanahoria rallada. Cuando están bien cocidas apartamos un poco del centro, le agregamos un poquito de aceite, y cuando esté caliente le echamos una cucharada de curry. Freímos el curry para que se realce su sabor, lo mezclamos con la cebolla y la zanahoria y le agregamos una taza de caldo.


                 Agregamos la carne hasta que se caliente nuevamente y mezclamos los fideos previamente hervidos.














Cuando los fideos toman el color de la salsa se retiran y se sirve. Si tienes suficiente destreza puedes utilizar palillos, si no, con un tenedor basta.


Muerte de una Heroina Roja






"Cuando la presencia del Diablo no te impresione,
el Diablo huirá de tí".

     Conversando de literatura mi amigo Mario me recomendó la lectura del libro “El caso Mao” de Qiu Xiaolong. Al ponerme a buscarlo vi que Xiaolong tenía escritos seis, así que me los bajé todos y empecé la lectura por el primero cronologicamente y que es este que adjunto.

     En “Muerte de una heroína roja” Qiu Xiaolong introduce al Inspector Jefe Chen Cao, de la policía de Shanghai, además traductor y poeta, que será el personaje de sus novelas, donde la investigación policial se mezcla con la crítica social y política, y con la poesía. 

     El telón de fondo es la ciudad de Shanghai a principio de los 90. A 14 años de la muerte de Mao y con las transformaciones económicas, sociales y políticas impulsadas por Deng Xiao Ping la vida de los habitantes de Shanghai está en plena transformación. Los temas que van apareciendo a lo largo de una investigación de asesinato son la superpoblación y el hacinamiento por la escasez de vivienda; las condiciones de la vida cotidiana; las costumbres y expresiones populares; la descripción de la ciudad de Shanghai; los nuevos ricos en contraste con la pobreza generalizada; las consecuencias y los resentimientos que produjo la “revolución cultural” impulsada por Mao, por un lado, y por otro la destrucción de la sanidad pública y del sistema de jubilaciones con las nuevas reformas de tipo capitalista impulsadas por Deng. En fin un cuadro multifacético y contradictorio de un pais en transformación.

     Pero mi personaje preferido es el ayudante del Inspector Jefe Chen Cao, Yu Guangming, porque cuando hablamos de “los chinos” parece que habláramos de una categoría distinta  de personas, pero a fin de cuentas son tipos como nosotros, con familia, con hijos, con sentimientos y resentimientos, dudas y certezas, que no han leido a Confucio ni a Lao Tse y que tienen que matarse para sobrevivir. Al final te das cuenta que la gente común no tiene nacionalidad ni patria, somos todos muy parecidos. Y los hijos de puta no tienen ni nacionalidad ni patria, son todos muy parecidos.

      Y junto a todo eso, la comida. Como diría Peiqin, la esposa de Yu, “la masa de los rollitos debe ser muy fina”.


Otros libros del autor.

Visado para Shanghai
Cuando el rojo es negro
El caso de las dos ciudades
Seda roja
El caso Mao