miércoles, 18 de junio de 2014

Una guerra mundial cada dos años



     En facebook se cuelgan muchas frases, pero no siempre quien las cuelga, quien las comparte o quien les pone un “me gusta”, es capaz de reflexionar acerca de lo que está colgando o compartiendo. De sacar todas las consecuencias de lo que se cree creer.

    El otro día vi una de esas. Y tenía muchos “me gusta”.

    Hablaba de que no nos educan para la paz, no nos educan para la felicidad. Nos educan para competir. 

   Vendría a decir que la paz y la felicidad no son compatibles con la competencia. Competir es ponerse frente a otro para demostrar que uno es mas grande, mas listo, mas fuerte, mas hábil, mas lindo, mejor que ese otro.

      
              


    
      

    Ya vemos.


    También estamos hablando de jugar al ajedrez, al poker, al scrabble.


          


    (He dejado de jugar a cualquier juego que implique ganar, competir con otro para ver quien es mejor, humillar o desconfirmar al otro).



   Estamos hablando de basket, de boxeo, de fórmula 1, de futbol.


           




Y mas de futbol

      
         


    Estamos hablando de concursos de belleza, de cata de vinos, de perros.


      


Algunos se escudan en el “yo juego para divertirme”, pero siempre se juega para ganar.

    Algunos dicen “no importa ganar, lo que importa es competir”, pero siempre se compite para ganar.


 


    Los mundiales de futbol se juegan cada cuatro años, lo mismo que las olimpíadas. Para no superponerse se juegan en años pares alternos, de manera que cada dos años tenemos o una olimpíado o un mundial de futbol.

Una guerra mundial cada dos años.

    Todos los países se preparan para competir con los otros países, para ganarle a los otros países, para dejar claro que “nosotros somos mejores que ellos”, que jugamos mejor al futbol, que saltamos más alto, que nadamos mas rápido. ¡Viva Argentina!, ¡Viva España!, ¡Viva Camerún! Humillemos a los demás.

    (Hace ya bastante tiempo que los conceptos de "nación" o "patria" han dejado de tener algún valor emocional, psicológico o de cualquier otro tipo para mi).


       


      

      

    La exaltación del nacionalismo, del sentimiento de pertenencia a algo que nos hace distintos, tal vez únicos, mejores. La reafirmación del "nosotros" y "ellos" en la confrontación del nosotros "contra" ellos. El refuerzo del concepto de fronteras.

(Ni siquiera me siento "internacionalista" porque es seguir dando entidad al concepto de nación. Estamos juntos pero cada cual sigue siendo un "nosotros" diferenciado de "ellos", con quienes nos juntamos. Nacer en un lugar o en otro proporciona características distintas, cultural y socialmente condicionadas. Pero cuando saltamos mas allá del anecdotario nos encontramos que todos somos iguales, que todos libramos nuestra batalla personal en el mundo por ser felices).

    Y de las fronteras dentro de las fronteras: los distintos campeonatos nacionales, entre provincias, entre ciudades, entre barrios.

    Y de las fronteras dentro de las fronteras dentro de las fronteras: yo soy mejor que vos, más fuerte, más lindo, más inteligente, más apto, más astuto…

    Relaciono todo esto con la necesidad de tener razón. La necesidad de demostrar que mi punto de vista es mejor que el tuyo.



Renuncio a seguir las competencias deportivas,
 renuncio a jugar a cualquier juego con el objetivo sea vencer a otro, renuncio a tener razón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario