domingo, 25 de septiembre de 2011

El mundo y sus demonios

La ciencia como una luz en la oscuridad






     Coincidió que en un período de tiempo relativamente corto escuché en dos películas y leí en un libro la misma frase:
           
            “La mayor astucia del diablo fue hacernos creer que no existía”

     Quedé impresionado. Qué inteligente. ¿Qué quiere decir?

     Ni mas ni menos que la falta de pruebas de su existencia es la prueba de su existencia.

     Estamos inmersos en un sinfín de irracionalidades como estas pero no nos damos cuenta.

     Las pseudociencias venden mas que la ciencia.

     Los relatos sobre la Atlántida ploriferan mas que la descripción de la deriva continental y la tectónica de placas que hacen imposible su existencia tal cual se especula. La astrología es mas popular que la astronomía aunque se base en los conocimientos astronómicos de hace dos mil quinientos años y no tenga en cuenta los descubrimientos mas modernos (por ejemplo, qué influencia tendría o que distorsión produciría el cinturón de asteroides. Dejando de lado que la cabeza del médico durante el parto tiene mas influencia gravitatoria que un planeta cualquiera, esté donde esté).

     Cada ciencia tiene su pseudociencia para consumo popular.

     El 95% de la población es analfabeta científica.

     “Las encuestas muestran que algo así como la mitad de los adultos de Estados Unidos no saben que la Tierra gira alrededor del Sol y tarda un año en hacerlo”.

     De estas cosas habla Sagan en este libro: La cara de piedra en la luna, las civilizaciones extraterrestes que nos visitan subrepticiamente, los ovnis y los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos por ocultar las pruebas,  la credulidad ilimitada de las personas, la videncia, los falsos recuerdos, la magia, el espiritismo, la anticiencia y mas.

     Lo que Sagan propone es un productivo matrimonio entre escepticismo y asombro.

     “Hay preguntas ingenuas, preguntas tediosas, preguntas mal formuladas, preguntas planteadas con una inadecuada autocrítica. Pero toda pregunta es un clamor por entender el mundo. No hay preguntas estúpidas”.

     Lo que Sagan quiere es despertar en nosotros el interés por la ciencia, demostrar que la ciencia no es aburrida y que somos mas inteligentes de lo que creemos, aunque nuestra inteligencia esté aplicada a objetos erroneos.

     Recuerdo a un compañero con el que jugabamos habitualmente al dominó. Mientras nos tomabamos un café solía hacerme una descripción detallada de las partidas, lo que había jugado cada uno, por qué me había equivocado en la tercera mano al tirar un cinco, por qué tendría que haber deducido lo que tenían nuestros contrincantes y montón de cosas así.

     En una oportunidad lo vi pensativo y entonces, mirándome con preocupación me preguntó: “¿Digamé Martínez, si la tierra es redonda, entonces el agua de arriba se junta con el agua de abajo?” (se refería a que si pasaba por el centro de la tierra). Me tomó tan desprevenido que solo atiné a decirle: “Vargas, no se olvide que la tierra es redonda” (haciéndole un gesto con las manos, tratando, creo, de decirle que las aguas se comunican por la superficie).

     Siempre pienso en esta anécdota. Yo solía decir que Vargas era “el eslabón perdido”, por lo bruto que era, pero pensando en las partidas de dominó no podía dejar de reconocer que Vargas tenía muchísima mas memoria que yo, capacidad de análisis, capacidad de síntesis, manejo de variables, reconocimiento de las relaciones de causa y efecto, previsión de los resultados y seguramente otra cantidad de cosas que no sé describir. Era un bruto pero no era un estúpido. Era un tipo inteligente cuya vida había transcurrido trabajando en una mina de cobre, sin ningún estímulo intelectual. (Podrá parecer extraña, pero esta anécdota es estrictamente verídica).

     Carl Sagan viene a decirnos esto, que la humanidad no es estúpida pero que aplicamos esa inteligencia a cosas equivocadas.


Del autor de:

El cerebro de Broca
Los dragones del Edén
Cosmos
Contacto
Y otros libros que no leí.


viernes, 23 de septiembre de 2011

Pollo al limón

Le dedico esta receta a mi amigo Javier Redondo, promotor de esta iniciativa.

La que viene es la receta mas fácil que hayas hecho nunca así que espero que la hagas.




 Lo que necesitamos:

Un pollo
Seis limones
Pimienta negra triturada

y opcional:

Fécula de maiz (Maicena)





Se trocea el pollo, se echa en una olla, se le exprime el jugo de los seis limones (si tienen un exprimidor de limones, mejor) y la pimienta.






 


Se deja hervir durante unos cuarenta minutos. 






                                                             

Opcional: se retira un poco del caldo, se disuelve una cucharada de Maicena y se hace espesar un minuto.





                                             

Se sirve con puré de papas (que se moja con la salsa). 

La Leona Blanca




Una trama policial en Suecia relacionada con una trama política en Sudafrica.

Dos años después del excarcelamiento de Nelson Mandela la evolución política de Sudafrica parece encaminada a que sea el futuro presidente. Una minoría blanca, ultraderechista, planea un atentado para acabar con su vida, sembrar el caos en Sudafrica y rehacerse con el poder absoluto y mantener a los negros en la opresión.

Un asesino es enviado a Suecia para entrenarse bajo la supervisión de un ex agente de la KGB.

Una situación imprevista pone al inspector de la policía de un pequeño pueblo sueco, Kurt Wallander, tras una serie de pistas que no comprende y que van destapando los hechos y la relación de lo que pasa en Suecia con lo que pasa en Sudáfrica.

Con Henning Mankel me pasó lo mismo que con otros dos escritores suecos que han tenido auge ultimamente: Stieg Larsson y su trilogía “Millenium” y Lars Kepler (en realidad seudónimo de un matrimonio de escritores) con “El hipnotista”. Es decir, no me parecen buenos escritores, desde un punto de vista literario, pero en todos los casos me atraparon con sus historias y sus personajes. Me gustaron. Una vez empezada la novela no pude dejar de leerla hasta el final, aunque por momentos me resultaran irritantes las situaciones o las descripciones.

Espero que la disfruten.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Tiritas de cerdo y arroz con champiñones

Son dos recetas, pero es que para mi siempre han ido juntas y por eso las presento juntas. Entre otras cosas tambien porque son tan simples y fáciles que me ahorro otra entrada aparte.

Cuando aprendí la base de estas recetas las aprendí como "Tiritas de cerdo a la china" y "Arroz frito a la china", pero como realmente no se qué ni cómo cocinan los chinos, que son tantos y tan dispersos, prefiero eliminarle la denominación de origen.

Las Tiritas de Cerdo

No está de mas recordar que donde digo "Un trozo de carne de cerdo" podemos muy bien cambiarlo por carne de ternera o pechuga de pollo.



Ingredientes:

1/2 kilo de carne de cerdo
1 pimiento rojo
1 o 2 pimientos verdes
 Aceite de oliva
1 trozo de raiz de jengibre fresco






Preparación:




                           
                Cortamos la carne en tiritas finas de unos 5 centímetros y las ponemos a dorar. Cuando están doradas se retiran y se le ralla el jengibre.



Cortamos los pimientos en tiritas, los freimos y cuando están a nuestro gusto le ponemos la carne que habíamos apartado.

 

 

Y primer plato terminado.



 El Arroz con Champiñones

Cuando tengo previsto con suficiente anticipación preparar esta receta, prefiero comprar una bandejita de champiñones frescos, pero por las dudas que me dé ganas de hacerla en el momento en que ya estoy en casa, siempre tengo una o dos latas de champiñones guardadas.


Ingredientes:

1 o 2 cebollas picadas en tiritas
250 grs. de champiñones laminados
1 tazón de arroz previamente hervido
Aceite de oliva
Salsa de soja




Preparación:
                                                            
Freimos la cebolla hasta que tome un color doradito. Agregamos los champiñones y terminamos de freir durante unos tres minutos mas. (Pueden tambien agregarse unos brotes de soja)


                         


Agregamos el arroz, mezclamos todo y le echamos un chorro a gusto de salsa de soja.



Se sirven juntos.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Al este del Eden

                               


Al este del paraíso, en Argentina

Dentro del conjunto de la “Literatura Universal” destaca entre mis preferencias la conocida como “generación perdida”. Y entre sus exponentes (sin que signifique que que no me gusten Heminway, Dos Passos o Faulkner) destaca para mi, por sobre todos, John Steinbeck.

Al este del paraíso (Al este de Edén, en España) es una de esas novelas imprescindibles para quién le guste la lectura.

Ah! Ví la película! Escucho decir por ahí. James Dean, etc.

Que no. A leer el libro.

Si quieren un resumen de los hechos y los personajes léanselo en la Wikipedia.

La novela que yo leí trata sobre una palabra: una palabra de un versículo de la Biblia, una diferencia a la hora de traducirla y cómo esa diferencia de traducción puede cambiar radicalmente la forma en que vemos el mundo y nuestra relación con él.

Samuel Hamilton, un viejo irlandés y Lee, un criado chino, los dos personajes mas fascinantes de la novela (claro, sin olvidar a Katy, la mala absoluta) analizan, en una de sus conversaciones, el versículo 7 del capítulo 4 del Genesis. Cuando Dios habla con Caín y le dice, según una versión: “el pecado golpeará tu puerta y tu deberás dominarlo” y según otra versión “el pecado golpeará a tu puerta y tu podrás dominarlo”.

Esa diferencia entre una orden (tu deberás) y la posibilidad de elección (tu podrás) es de lo que trata la novela. Aunque esto aparezca en solo tres de las setecientos cincuenta páginas que tiene el libro que hoy les dejo.

Abel murió, así que somos la descendencia de Caín, condenados a vivir al este del paraiso (aunque no comparta esa idea tan católica de que los hijos son responsables de los pecados de sus padres)

sábado, 10 de septiembre de 2011

Curry de pescado

Esta receta necesita bastante tiempo de elaboración, aunque la mayor parte del tiempo se consume en la cocción, así que mas allá de que necesites una hora y media para prepararla es sumamente facil de hacer.


Ingredientes:

Manteca de cerdo (grasa)
Cebollas
Curry
Tomate
Ajo
Pescado
Coco rallado, Jengibre y Aceite




Preparación:




Derretir en una olla 3 cucharadas de manteca de cerdo y dorar en ella 2 cebollas finamente picadas.








                      Añadir

 
  

1 cucharada de  Curry         1 taza de agua           1 tomate pelado y picado



 
1 diente de ajo picado


1 Kg. de pescado cortado en tacos


Dejar cocer en la olla tapada una media hora


                       Añadir


 

1/2 taza de agua tibia      2 cucharadas de coco rallado   1 cucharada de
                                                                                   jengibre fresco


sal y 3 cucharadas de aceite de oliva

Cocinar 45 minutos a fuego suave

Acompañar con arroz blanco o puré de papas

martes, 6 de septiembre de 2011

Algo mas sobre Ciencia Ficción

    Hacer un comentario sobre “lo mejor” de la ciencia ficción exigiría de por lo menos dos requisitos que no puedo cumplir. El primero, haber leído todo lo que se ha escrito. El segundo, poseer un criterio universalmente válido, universalmente aceptado que permita decir “esto es bueno”, “esto es malo” y de ahí “lo mejor” o “lo peor”.

    En mi biblioteca virtual (un día de estos tengo que hacer un encendido panegírico a favor del lector de libros electrónicos) tengo alrededor de dos mil ochocientos libros de  Ciencia Ficción. En un cálculo muy grueso podría decir que en los últimos 40 años (empecé con Julio Verne a los doce, mas o menos) Habré leído unos ochocientos (también he leído otras cosas…). Suponiendo que me impusiera leer uno por semana necesitaría otros 40 años para leer los dosmil que me faltan, y que no son sino una parte del universo total de libros que no tengo. Tal vez en lugar de leer un libro por semana podría leer un autor por semana, en un par de años tal vez podría terminar la tarea.

    Y a falta de ese criterio universal para juzgar la bondad o maldad de un libro, solo queda mi gusto y mi ideología. Es decir: Bueno es lo que a mi me gusta. Bueno es lo que expresa y confirma mis ideas sobre el mundo y la realidad. Y como los gustos son muy variados y los puntos de vista muy distintos, mis afirmaciones son verdaderas solamente para mi.

    Entonces ahora puedo decir: entre todo lo que he leído… los cinco escritores que mas me han gustado han sido Kurt Vonnegut jr. (al que sí pongo en primer lugar) con la que es su obra mas fascinante “Las sirenas de Titán”. Los siguientes cuatro no tienen un lugar preponderante unos sobre otros. El ya reseñando Philip Dick y “Ojo en el cielo”. Cordwainer Smith y su serie sobre “Los señores de la Instrumentalidad”. Stanislaw Lem, mas conocido por “Solaris” (libro cuyo planteo filosófico no pudo captar el cine, ni en la buena, pero lenta versión soviética de Andrei Tarkosky, ni en el bodrio norteamericano protagonizado por George Clooney) aunque mi preferida sea “La fiebre del heno”. Y por último, y entre dudas con otros, me decanto por Orson Scott Card y su novela de culto “El juego de Ender”. Pero no puedo resistirme a agregar un sexto: Theodore Sturgeon quien me atrapó totalmente con “Mas que humano” y “Los cristales soñadores”

    Alguno dirá “Eeh! ¿Cómo no lo ponés a Asimov? ¿A Ray Bradbury? ¿A…?” Por una razón simple, porque en una lista de cinco (seis) siempre se quedarán veinte afuera.

    Y ahora daré una vuelta de tuerca. Los libros me gustan por sí mismos, independientemente de sus autores y mi simpatía por ellos. Que Arthur Clarke viviera en Sri Lanka y no volviera a Inglaterra por acusaciones de pederastia (no se si probadas o no), no invalida que pueda disfrutar con “2001, Una Odisea Espacial”. O que Cordwainer Smith fuera el seudónimo de Paul Linebarger, quien escribiera el primer manual de guerra psicológica para la CIA. Ni tampoco que Orson Scott Card fuera misionero Mormón, fe que no comparto. Las obras valen por si mismas.

Y aquí les dejo el libro de hoy.




lunes, 5 de septiembre de 2011

Tarta de Cebolla

     Cuando empecé este blog me comprometí a poner solamente recetas fáciles de hacer, rápidas y con ingredientes que podemos encontrar en cualquier cocina. Ahora bien, estuve tentado de no poner esta receta porque me parecía tan facil de hacer que hasta podía resultar ofensiva. Después pensé que lo que a mi me resulta elemental, para quién no lo ha hecho nunca es una novedad. Esta tarta de cebolla me gusta mucho así que, con ser una de mis treinta recetas, la suelo repetir mas de una vez al mes.
    También se puede poner la mitad de cebollas y 150 grs. de atun al natural o en aceite escurridos. Se le pueden poner pimientos, aceitunas o lo que quieras y en la proporción que quieras.


Ingredientes
    1 lámina de masa de hojaldre
    4 cebollas
    2 huevos
    200 ml. de nata (crema de leche)
    sal y pimienta (troceada, no molida) a gusto
    200 grs. de queso emental o gouda rallado (me olvidé de ponerlo en la foto)

    Se enmanteca la tartera y se pone la masa de hojaldre o masa quebrada o si sabe hacerla, la que haga. Mi madre, mi prima y hasta la vecina me han enseñado a hacer masa para tarta pero nunca me sale igual y nunca me sale bien, así que opté por comprarla hecha.





En un bol se ponen los huevos con la nata (crema de leche) y se baten bien.




Se pican y se rehogan las cebollas. Al principio parecerá mucho pero al cocinarlas se reducen a un tercio. Se le agrega la sal y la pimienta y se mezclan con el batido previo.



  
Se vierte el preparado en la tartera y
          se espolvorea con el queso.



       Se cocina al horno a 180º/200º durante 25-30 minutos.  Se deja enfriar un rato, se desmolada se corta y a comer.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Ojo en el cielo







     La ciencia ficción no es un género lo suficientemente valorado. Generalmente asociada a luchas contra monstruos extraterrestes y considerada literatura de entretenimiento.

     La memoria no retiene mas que cuatro o cinco nombres famosos, que no es lo mismo que mejores. Y uno de los nombres que posiblemente muchos no conozcan es el de Philip Dick.

     Sin embargo ¿quién no recuerda al gigante rubio que interpretaba Rutger Hauer en la película Blade Runner?. El androide torturado por la idea de querer conocer el día de su muerte y la implacable persecusión de Harrison Ford. Pero probablemente pocos hayan oído hablar del cuento que le dio origen: “¿Sueñan acaso los androides con ovejas eléctricas?”. ¿A quién se le ocurriría leer un cuento con ese título?

     O el desconcierto de Tom Cruise en Minórity Report.

     Y si hay algo que no se puede olvidar es la escena en que Arnold Schwarzenegger mata de un tiro a Sharon Stone mientras le dice “considéralo un divorcio” en Total Recall (“El vengador del futuro” en Argentina y “Desafío total” en España)

     O las drogas y la paranoia de Robert Downey Jr. en la película de animación A Scanner Darkly (“Una mirada a la oscuridad”)

     Así que Philip Dick está entre mis cinco preferidos escritores de Ciencia Ficción. Y “Ojo en el cielo” (Eye in the sky) entre sus libros que mas me gustaron.

     Imaginate que con solo quererlo pudieras cambiar el mundo en el que vives. Por ejemplo, que no te gustan las moscas ni los mosquitos, y ya que estamos ningún insecto. Y pensar: “Que desaparezcan los insectos” ¿Qué pasaría? ¿Cómo se reordenaría el resto de seres vivientes sin insectos? ¿Cómo afectaría eso a nuestra vida?

     O que no te gustaran los coches y pudieras hacer desaparecer todos los coches del mundo en un momento. ¡No podríamos ir a trabajar!

     O que tu mundo estuviera modelado por un fanático religioso, profeta de un dios caprichoso.



Del autor de:

El hombre en el castillo
Ubik
Fluyan mis lágrimas, dijo el policía
Más novelas
Un montón de cuentos que leí
Un montón de cuentos que no leí