Dentro del conjunto de la “Literatura Universal” destaca entre mis preferencias la conocida como “generación perdida”. Y entre sus exponentes (sin que signifique que que no me gusten Heminway, Dos Passos o Faulkner) destaca para mi, por sobre todos, John Steinbeck.
Al este del paraíso (Al este de Edén, en España) es una de esas novelas imprescindibles para quién le guste la lectura.
Ah! Ví la película! Escucho decir por ahí. James Dean, etc.
Que no. A leer el libro.
Si quieren un resumen de los hechos y los personajes léanselo en la Wikipedia.
La novela que yo leí trata sobre una palabra: una palabra de un versículo de la Biblia, una diferencia a la hora de traducirla y cómo esa diferencia de traducción puede cambiar radicalmente la forma en que vemos el mundo y nuestra relación con él.
Samuel Hamilton, un viejo irlandés y Lee, un criado chino, los dos personajes mas fascinantes de la novela (claro, sin olvidar a Katy, la mala absoluta) analizan, en una de sus conversaciones, el versículo 7 del capítulo 4 del Genesis. Cuando Dios habla con Caín y le dice, según una versión: “el pecado golpeará tu puerta y tu deberás dominarlo” y según otra versión “el pecado golpeará a tu puerta y tu podrás dominarlo”.
Esa diferencia entre una orden (tu deberás) y la posibilidad de elección (tu podrás) es de lo que trata la novela. Aunque esto aparezca en solo tres de las setecientos cincuenta páginas que tiene el libro que hoy les dejo.
Abel murió, así que somos la descendencia de Caín, condenados a vivir al este del paraiso (aunque no comparta esa idea tan católica de que los hijos son responsables de los pecados de sus padres)
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